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También las infecciones asociadas al cuidado de la salud (IACS) son un problema de salud pública que aumentan la mortalidad maternoperinatal. En nuestro medio, en los servicios de ginecoobstetricia es frecuente la endometritis puerperal y la infección de herida operatoria de cesárea. En neonatología se describe la infección de torrente sanguíneo por catéter venoso central y periférico y neumonía intrahospitalaria por ventilación mecánica, respectivamente. La condición de la gestante cambia rápida y constantemente en el trabajo de parto; los diagnósticos tardíos pueden comprometer el bienestar de la madre y el niño por nacer, tales como la desproporción fetopélvica diagnosticada tardíamente, que puede ser punto de partida para cefalohematoma en el recién nacido y atonía uterina en la madre. Si bien es cierto el uso de fármacos de manera adecuada, como oxitocina y sulfato de magnesio, generan beneficios, si son usados en exceso, pueden producir sufrimiento fetal, rotura uterina o paro respiratorio(9). Algunas intervenciones durante el parto pueden ser claramente perjudiciales, como la maniobra de Kristeller, la dilatación manual cervical, la aplicación del enema y la tracción no controlada del cordón umbilical. Ellas pueden ser beneficiosas si se realizan estrictamente bajo indicación médica, pero pueden incrementar significativamente el riesgo a eventos adversos si se abusa de dichas intervenciones.

Atención del puerperio. Según la calidad de la atención del parto, las infecciones nosocomiales se expresan en el puerperio. Las intervenciones quirúrgicas, como dehiscencia de sutura obstétrica, debridación de absceso/hematoma, legrado puerperal, histerectomía, entre otros, casi siempre se realizan por falta de competencia, complicación o evento adverso. 

Embarazo y Parto

La atención obstétrica siempre tiene el objetivo de salvar dos vidas, presenta fortalezas y algunas debilidades, específicamente para eventos adversos, donde el equipo de salud al atender dos pacientes simultáneamente; y al tomar importantes decisiones al corto plazo, genera en la gestante una expectativa muy alta en el trato deferencial hacia su persona.

La atención maternoperinatal cursa por tres etapas: la atención prenatal, la atención del parto y la atención del puerperio.

Atención prenatal. La consulta ambulatoria está expuesta a prácticas deficientemente monitoreadas o estandarizadas, elevada carga de trabajo, distracciones durante el control, falta de competencia o experiencia y transferencias inadecuadas o llevadas a cabo tardíamente, por lo que se hace importante la coordinación entre la atención médica ambulatoria y hospitalaria, de acuerdo al nivel de atención, ya que errores o deficiencias en calidad a nivel ambulatorio se manifiestan como eventos adversos a nivel hospitalario. La magnitud del problema de seguridad y calidad de atención maternoperinatal y su manejo en esta etapa es desconocida.

Durante el embarazo, determinados fármacos pueden producir daño fetal cuando se desconoce que la mujer está gestando. Ciertos errores diagnósticos suelen producirse en el cálculo de la edad gestacional (que posteriormente pueden llevar a tomar decisiones inadecuadas) o en la omisión de diagnósticos prenatales.

Atención del parto. El entorno hospitalario es complejo, tiene una población vulnerable por su condición de gestantes que acuden para su cuidado. Al estar su asistencia relacionada con procedimientos médicos, quirúrgicos, uso de tecnologías y medicamentos, se encuentran más susceptibles al evento adverso. En la actualidad, el enfoque de la seguridad del paciente se ha centrado en la atención hospitalaria.

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Viviana Pintado Obstetra

© 2020 por Viviana Pintado, Obstetra. Creado con Wix.com

Tel: 062704772

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